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Testimonio: Ramiro

La usurpación de las instituciones públicas: la crisis política de Nicaragua



A escasos minutos de que termine la puesta de sol, se observa a una camioneta dirigirse hacia un campo de cultivo ubicado al costado de la carretera. Del otro lado, en la entrada de una escuela pública, Ramiro se despide de algunos de sus estudiantes mientras bromea con ellos. Sin anticiparlo, las sonrisas se desvanecen de los rostros debido al sonido de unas balas disparadas por dos hombres, quienes se suben rápidamente a una camioneta y se retiran de forma violenta del lugar. La escena: un joven campesino acribillado por estos disparos.



Con tan sólo diecinueve años, Ramiro comenzó a ejercer su profesión como docente para el Ministerio de Educación en Nicaragua. Era el año 2011 y el país se encontraba en una estabilidad considerable en materia económica y política, o al menos así lo señala un artículo periodístico en la web. Para el año 2016 Ramiro fue promovido como supervisor escolar, teniendo bajo su responsabilidad diez escuelas rurales, en donde se encargaba de realizar capacitaciones de maestros a través de diferentes estrategias metodológicas, no obstante, con la llegada del Partido Sandinista al poder, la dinámica laboral se tornó diferente:


A mí nunca me ha gustado la política, incluso en elecciones a veces no participaba, sin embargo, al tener el cargo de supervisor escolar, me comenzaron a hostigar para ejercer proselitismo en los niños y maestros. Me sentía acosado, sentía que no ejercía mi trabajo, sino que solamente me querían involucrar en temas políticos.


Fue en el 2018 cuando el caos se desató en Nicaragua a partir de una crisis sociopolítica luego de que el gobierno de Daniel Ortega realizara una serie de modificaciones a la reforma del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, afectando a cientos de miles de nicaragüenses, quienes tendrían un aumento en el cobro de impuestos mientras que también se reduciría el al acceso de futuras pensiones.


Ramiro, profesionista de treinta años, menciona que antes de llegar a los Estados Unidos gozaba de un trabajo estable y cómodo, acorde con su profesión, pero derivado de la crisis desarrollada en su país durante el 2018 se enfrentó a diversos problemas, a tal grado de orillarlo a emigrar, por su seguridad y la de su familia:


Desde hace unos años existe en Nicaragua una normalización política, un dominio total. En cada barrio, en cada comunidad hay una persona que representa al gobierno y se encarga de estar vigilando las actividades e informar si hay manifestaciones sociales.


De acuerdo con Ramiro, promover a través de una institución pública el partidismo político es algo penado constitucionalmente en Nicaragua, sin embargo, la crisis presentada en su país ha derivado en que esto cada vez sea más frecuente, tanto así, que el Partido del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) le exigiera poner en diferentes escuelas la bandera roja con negro que los representa:


Existe un grupo paramilitar respaldado por las autoridades en Nicaragua, quienes se han encargado de sublevar a cualquier persona que esté en contra del Estado y que se manifieste por ello, incluso hasta matarlos si es necesario. Este grupo paramilitar me llegó a solicitar que diera nombres de estudiantes que asistieron a algún tipo de marcha o manifestación política, sin embargo, a pesar de conocer a algunos chavalos que estudiaban en mis escuelas, yo nunca tuve el corazón de denunciarlos al otorgar esa información. ¿A dónde acude uno a denunciar esto si es el mismo gobierno quien manda estas instrucciones?


Ramiro menciona que todo esto ocurrió con mayor frecuencia a partir del 2018, teniendo su punto más alto durante el 2020. De manera que su situación laboral y personal se vio afectada gradualmente, primero con amenazas de ser despedido sin goce de liquidación hasta incluso amenazarlo con aplicarle la ley llamada “traición a la patria”, la cual significa que una determinada persona atenta contra el orden político del país, teniendo como consecuencia ser arrestado por tiempo indefinido.


Con la llegada de las elecciones presidenciales en Nicaragua durante el 2021 la situación se tornó aún más compleja. Durante ese periodo el Ministerio de Educación citó a diferentes supervisores educativos, entre ellos a Ramiro, para ir a un diplomado cuya duración sería de seis meses, al cual Ramiro sólo asistió una vez, pues se percató de que se trataban de reuniones políticas a favor del FSLN para que ganara la mesa electoral, pidiendo el apoyo de diferentes maestro:


En ese momento mi esposa me comentó sobre la posibilidad de emigrar hacia EUA: “por el bien tuyo y el mío mejor vámonos, nos pueden matar. Si tú te rehúsas a acatar sus órdenes en cualquier momento los paramilitares te pueden girar una orden de aprehensión, o peor, eliminarte, como a aquel joven que viste que acribillaron”. Perder mi trabajo no me importaba, pero que se afectara mi vida, a mi familia y mi integridad sí era algo por lo que temía.


Pese a contar con estudios profesionales y haber desarrollado una carrera dentro del Ministerio de Educación en Nicaragua, Ramiro tuvo que optar por emigrar hacia los Estados Unidos por temor a ser asesinado o encarcelado. Tras todas las aversiones mencionadas y el constante hostigamiento laboral por parte del FSLN, su esposa y él decidieron abandonar el país el día de las elecciones nicaragüenses: fue doloroso dejar a mi familia y sinceramente me dan ganas de llorar cuando recuerdo esto.



Un país enorme y complejo: sobre la travesía por México


Para viajar por Centroamérica si eres latino basta con presentar tu pasaporte. Sin embargo, esta situación cambia en México, en donde los requisitos son más estrictos, debido a la alza de migrantes que deciden atravesar este país para poder llegar a los Estados Unidos: la travesía por México es lo más duro para el migrante. Es un país muy grande. Hay mucha corrupción y mafia en todas partes, menciona Ramiro.


Como otros migrantes centroamericanos, Ramiro ingresó a México a través de Tapachula, ciudad mexicana fronteriza del sur. A su llegada, su esposa y él fueron envestidos por servicios de “traslado y cruce de frontera hacia EUA”. Al final terminaron contactando a una mujer quien se encargó de gestionar todo el trayecto para pasarlos hasta la frontera norte y llegar así a los Estados Unidos.


En una camioneta polarizada viajamos alrededor de diez migrantes hacia Oaxaca, todo ese viaje fue horrible. En una ocasión íbamos de madrugada por la carretera a una velocidad alta y una llanta se ponchó, la camioneta derrapó y por unos momentos creí que hasta ahí había llegado. Afortunadamente no sucedió ningún accidente porque el lugar estaba despejado pero si hubiera habido tráfico, habría sido un choque múltiple.


Es sabido que durante el trayecto a través de México diversos migrantes sufren detenciones no legales así como también robo u hostigamiento. La experiencia de Ramiro se suma a estas otras al haber tenido contacto con un cartel de narcotráfico mexicano:


En el trayecto de Oaxaca hacia Puebla fuimos detenidos por hombres armados no identificados, probablemente narcotraficantes. En ese momento sentí miedo porque sabía de historias en donde tomaban como rehenes a los hombres y pedían dinero por su rescate o que a las mujeres las violaban. Afortunadamente, tras tres horas, nos dejaron ir.

Posteriormente, Ramiro y los demás migrantes que viajaban en la camioneta, fueron trasladados hacia la Ciudad de México, en donde permanecieron junto a más personas en una casa durante tres días: el lugar estaba en condiciones insalubres, había insectos y suciedad. Tuvimos que dormir en el suelo, no podíamos salir de ahí porque corríamos el riesgo de que nos detuviera agentes de migración mexicana, así que nos llevaban comida, pero estaba en mal estado.


Al cabo de esos tres días viajaron hacia Reynosa, ciudad norteña mexicana ubicada cerca de la frontera con Texas. El viaje duró treinta horas, lo cual lo hizo agotador y difícil, pues en ocasiones los tripulantes no veían ni la luz del sol debido a que por dentro de la camioneta todo estaba oscuro. En este lugar, Ramiro tuvo que pagar otro “servicio” para poder cruzar la frontera hacia EUA.


Ahí quedó el dinero que tenía de la venta de mi casa y las dos motocicletas, tuve que pagar por mí y por mi esposa. Fueron ocho mil dólares lo que tuve que pagar para que no nos secuestraran, para que no nos hicieran daño. Compré nuestra seguridad, así fue de lastimosamente en México.

A todo esto, se le sumó la intervención de autoridades migratorias mexicanas, quienes, en palabras de Ramiro, también han creado un negocio con la necesidad de los migrantes, aprovechándose de su situación vulnerable y angustiosa: me humillaron por mi condición de migrante. Me preguntaron que con cuánto estaba dispuesto a “cooperar” para que me dejaran ir. Sólo llevaba quinientos dólares, los cuáles tomaron y me dejaron ir.



Cruzar la frontera, un largo camino


El 29 de julio de 2022 Ramiro y su esposa cruzaron la frontera México-Estados Unidos en dirección hacia Texas mediante una balsa inflable. A partir de ese momento estuvieron solos, caminaron durante dos horas hasta que se encontraron con agentes de inmigración estadounidenses. Al cabo de unas horas el sitio hallaba con aproximadamente doscientas personas migrantes provenientes de distintas partes del mundo. De ahí fueron trasladados a un centro de detención.


Su estancia en detención, a diferencia de muchas personas, fue breve pero llena de incertidumbre en su momento, pues no sabían cómo funcionaba esto y cómo resolverían el tema con respecto al pago de su fianza que les habían asignado:


Yo no tenía el dinero suficiente para pagar la fianza que se me puso. Mi esposa fue quien obtuvo su contacto mediante otras personas que han apoyado. Gracias a Dios ustedes me ayudaron a pagar esto y pude salir muy rápido. En ese momento me prometí a mí mismo actuar con cuidado y enfrentar mi proceso migratorio.

Sin dinero debido al largo viaje que habían realizado, Ramiro y su esposa se dirigieron desde Texas hacia Carolina del Norte para llegar con su sobrino. Su último presupuesto se había ido en la compra de los tickets de autobús: fue una experiencia horrible, tuvimos que aguantar hambre pues sólo nos quedaban cinco dólares. Tengo que mencionar un agradecimiento especial al chofer de ese autobús quien al observar nuestra situación nos pagó una pizza y bebidas a mi esposa y a mí, pues veía que todos bajaban del autobús a comer menos nosotros.


Al presente, Ramiro se encuentra en Carolina del Norte. Ha encontrado un trabajo temporal en donde es asistente de remodelación de casas, un trabajo esporádico que le ha permitido solventar algunos gastos. Pese a las vicisitudes presentadas durante su proceso de migración, Ramiro se dice ser “afortunado”: aguantamos humillaciones, hambre, acoso, pero pese a todo corrimos con un poco de suerte porque hay otros migrantes nicaragüenses que han sido secuestrados o asesinados al momento de hacer su proceso de migración. Sin embargo, fue difícil y gasté mucho dinero.


El principal objetivo de Ramiro es seguir con su proceso migratorio para poder comenzar una nueva vida, de forma regulada y con permisos de trabajo, me gusta ser independiente, luchar por mí mismo, no me siento cómodo siendo una carga para alguien, ni para el gobierno, menciona.


Cuándo se le pregunta a Ramiro sobre si piensa volver a Nicaragua en algún momento sus ojos se contraen, hace un gesto de impotencia con la cabeza mientras empuña sus manos para después mencionar que por el momento la situación política de su país es muy conflictiva: no sabemos si en Nicaragua volverá a haber una democracia, si las condiciones políticas sociales y económicas se van a estabilizar, pero confío en que muchos nicaragüenses vamos a regresar a nuestro país, pues dejamos familia, amigos y toda una vida lo cual es doloroso, es duro dejar un ambiente al que ya se está familiarizado.


Por último, Ramiro agradece el tiempo prestado por parte de Subversivo para realizar esta entrevista, así como el apoyo otorgado para salir de detención migratoria a través de los servicios ofrecidos. Se despide de forma cálida a través de la cámara, pero antes de colgar la videollamada menciona que su deseo es que Nicaragua sea libre y democrática otra vez.

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